(català) (english)

Traces es un proyecto colectivo para experimentar la “deriva” y verificar su capacidad para documentar un espacio urbano desde distintas perspectivas con una metodología común, creando un mapa psicogeográfico de Barcelona.

Traces es un conjunto de libros de fotografía y una exposición. Los libros se distribuyen en formato de impresión bajo demanda, web y electrónico en una aplicación para dispositivos móviles.

La exposición se podrá ver en la Galería Tagomago, del 8 de mayo al 14 de junio del 2014. C/ Santa Teresa 6, 08012 Barcelona (mapa)

Los fotógrafos que han participado en el proyecto son: Pedro Arroyo, Marcelo Aurelio, Olga Balibrea, Oscar Ciutat, Francisco Navamuel, Fran Simó y Ester Villaescusa.

Texto de Cristina Garde.

Traces es un proyecto de Fran Simó para Barcelona Photobloggers.

Pedro Arroyo

Marcelo Aurelio

Olga Balibrea

Oscar Ciutat

Francisco Navamuel

Fran Simó

Ester Villaescusa

Esta exposición forma parte de la programación del festival DOCfield>14, Fotografía documental Barcelona. (Del 19 de mayo al 31 de julio 2014).

Rastros de una deriva

Cristina Garde

Imagine que se levanta pronto por la mañana cuando el cielo aún es oscuro. Imagine que se viste poco a poco en el borde de la cama. Imagine que se mira algo aturdido por el sueño en el espejo del baño. Y luego imagine que sale a la calle, que camina unos metros, que desciende las escaleras grises y sucias de alguna estación y que se precipita hacia el interior de un vagón. Imagine que entra a las ocho y un minuto en una oficina y que trabaja unas siete horas y media, con sus pausas del desayuno y del almuerzo. E imagine que sale después de sus siete horas y media y que, mientras desciende de nuevo las escaleras grises y sucias de alguna estación y se precipita hacia el interior de un vagón, se ve de pronto lejos de sí mismo y empieza a percibir las cosas como extrañas. Imagine que pierde la noción del tiempo y del espacio, que decide bajarse en una parada para usted desconocida y que asciende –ahora sí, asciende– las escaleras grises y sucias de una estación desconocida. Imagine que pasea durante horas por calles por las que nunca ha paseado. Imagine que se ve de pronto a sí mismo.

Habrá usted provocado una deriva.

Trazar significa encontrar y descubrir, dibujar un mapa, revelar los rastros de la existencia y de la ausencia. En Traces se retrata el espacio urbano mientras se transita a la deriva. Traces evoca el recorrido por la ciudad y lo usa como fuente de inspiración; encarna la idea de la metáfora del camino, en la que lo que importa no es el destino, el lugar al que uno se dirige, sino el hecho mismo del viaje. Traces propone rehacer la relación con el espacio, anclar el imaginario humano en los espacios urbanos para transformarlos.

La física entiende el recorrido como la trayectoria entre diversos puntos irregulares, mientras que el desplazamiento es el recorrido específico que sólo existe en línea recta. En el arte, en la literatura y en la fotografía, a menudo el recorrido ha sido una alegoría para expresar un tránsito espiritual, una transformación interior o un viaje mental de un individuo o de toda una civilización.

No es extraño, por ello, que en los relatos fundacionales de la civilización occidental –en la tradición judeocristiana, por un lado; y en los mitos griegos y latinos, por otro– se encuentren abundantes recorridos humanos, en algunos casos viajes migratorios o expediciones militares pacientemente preparadas; y, en otros, verdaderas derivas improvisadas, repletas de episodios sorprendentes, como la expedición de Jasón y los Argonautas, la Odisea de Ulises o el éxodo bíblico.

Muchos de estos recorridos han sido evocados a lo largo de la historia del arte como un verdadero tópico. Aún hoy día ofrecen a los artistas una prolífica fuente de inspiración que ha cristalizado en arquetipos como el del flâneur parisiense que imaginó Baudelaire o que ha inspirado doctrinas como las derivas psicogeográficas de Guy Debord y los situacionistas. Antes también el Romanticismo había convertido el viaje en una experiencia iniciática de crecimiento personal: los viajes de James Boswell, de Alí Bey y de tantos otros, que a menudo también articulaban la exploración del territorio desconocido con el autoconocimiento.

Desde esta perspectiva debemos comprender hoy los infinitos paseos de Richard Long por Irlanda o Inglaterra trazados como pruebas en mapas. O el recorrido que crea a partir de piezas escultóricas Robert Smithson para aprender a pasear por un paisaje degradado de New Jersey. O las fotografías de la serie From the bus, New York (1958) de Robert Frank. O el esfuerzo casi interminable de On Kawara en I went, doce tomos en los que señala todos los recorridos realizados entre 1966 y 1979. O la persecución diaria por las calles de Nueva York de Vito Acconci en Following Piece (1968-69) a un hombre desconocido, sometiendo su recorrido al del otro, día tras día; sometiéndose a sí mismo, en definitiva. O el viaje, también de búsqueda y seguimiento, de Sophie Calle por los estrechos pasajes de Venecia en Suite Vénitienne (1980). O los recorridos del grupo Stalker y su Osservatorio Nomade por Italia. O ese trayecto inútil de Francis Alÿs en Sometimes Making Something Leads to Nothing (1997), en el que arrastra un bloque de hielo por Ciudad de México; y esa Green Line (2004) que trazó durante 24 kilómetros resiguiendo el perímetro de Jerusalén inspirado por otra performance suya llevada a cabo en 1995 en São Paulo.

Todos y cada uno de ellos –y tantos otros– registran el recorrido, como ocurre en Traces, en mapas y fotografías, incluso en vídeos; y todos y cada uno de ellos –y tantos otros– convierten la ciudad no-lugar, anodina, anónima, confusa y solitaria en una ciudad lúdica en la que se construyen unas reglas de juego nuevas, propias y no convencionales.

Como escribió Francesco Careri, del grupo Stalker, en Walkscapes, el andar como práctica estética, “en la actualidad podríamos construir una historia del andar como forma de intervención urbana, que contiene los actos simbólicos de aquel acto creativo primario: el errar en tanto que arquitectura del paisaje, entendiendo por paisaje el acto de transformación simbólica, y no sólo física, del espacio antrópico.”

La deriva del hombre transforma.

Traces, el proyecto

Fran Simó

Traces es un proyecto colectivo para experimentar la “deriva” y verificar su capacidad para documentar un espacio urbano desde distintas perspectivas con una metodología común, creando un mapa psicogeográfico de Barcelona.

Siguiendo el concepto de “deriva” propuesto por Guy Debord, el 7 de diciembre de 2013, siete autores fotografiamos la ciudad guiados por la intuición. El punto de partida de cada autor y su editor se escogieron por sorteo. Al terminar el recorrido, ese mismo día cada fotógrafo entregó 100 fotos para que otro autor realizara una edición de 21 fotografías.

La palabra “trace”, en inglés, significa: encontrar o descubrir algo por medio de una investigación, descubrir el orígen de algo en el tiempo, seguir una ruta, copiar o dibujar un mapa y, al mismo tiempo, la indicación de la existencia de algo en el tiempo (huella o rastro).

Basar la captura y la primera edición en la intuición no significa que el proyecto se haga a la ligera. El proceso es parte de la obra.

Reglas de deriva

El propósito de tener reglas en la deriva es simplificar. De esta manera, en el momento de la deriva nos preocupamos solo por el experiencia en sí misma.

1. Usa una cámara cómoda

Sentirse libre de movimiento corporal es fundamental para dejar que la intuición nos guíe con libertad.

2. Elige un día para la deriva. El día se dedica completamente a ella.

No puede haber paradas predeterminadas ni actividades dentro de él que no sean fruto de la misma casualidad. El 7 de diciembre del 2013 fue el día que escogimos. Los siete autores nos dividimos los distritos de la ciudad por sorteo para tener un punto de partida.

3. Sal a la calle, enciende el GPS y entrégate a tu intuición.

Tras las primeras reuniones decidimos que sería interesante hacer “una foto” de la ciudad, un día determinado y dividir los puntos de inicio de las derivas al azar.

4. Dispara cada vez que algo te llame la atención.

Por bonito, feo, raro, aburrido o divertido… cualquier cosa que te detenga.

5. Después de ese disparo, no dejes que te atrape, sigue al siguiente.

Muchas veces tendemos a repetirnos, pero si nos quedamos en un tema, situación o sujeto no podremos seguir andando.

6. Sigue al menos 2 horas y cambia el sentido para regresar.

Lo importante es que cada uno se sienta siempre cómodo. Es necesario pensar un tiempo límite porque luego hay que descargar las fotos, editarlas y aplicarles el post-proceso en el mismo día.

7. Descarga las fotos y escoge 100 también utilizando la intuición.

En un visor sencillo y rápido, pasa cada foto dejándola solo dos segundos. Si una te llama la atención la marcas, sino pasa a la siguiente.

Así como el trayecto y el disparo se basan en la intuición, la edición sigue el mismo concepto. Además, debe ser inmediata para no dar margen a más interpretaciones que la experiencia vivida.

8. A esas 100 fotos aplícale el post-procesado que define tu estilo.

En esta etapa quienes trabajan con procesos complejos deben encontrar una aproximación para poder entregar las fotografías en el mismo día o reservar más tiempo para procesar dentro del día.

9. Enviar las fotografías al gestor del equipo.

Este recibe todas las fotos y las reparte entre los autores-editores para la edición final.

Un conjunto de reglas también nos permiten la repetición, entre varios individuos, en diferentes lugares y momentos. La repetibilidad es una de las características principales de un experimento. Traces, científicamente hablando, podría ser considerado solamente como un método de toma de datos para análisis. Deberíamos repetir la experiencia muchas veces para poder analizar los resultados y plantear hipótesis.

Método de edición

Cada autor recibirá 100 fotografías de otro autor y debe escoger 21 imágenes para el libro. Los editores se sortean. Esta edición no tiene método fijo como las otras partes del proceso. Cada editor puede utilizar el criterio que más le guste. La única condición es hacerlo concentrado y entregado al tema, sin distracciones. Puede interactuar con el fotógrafo para hacerle preguntas. No puede ampliar las 100 imágenes.

El orden en la que aparecen en el libro es siempre secuencial, según la hora de captura porque narran el trayecto. No se trata de reescribir una nueva historia sobre las fotos. El editor debe buscar la esencia de lo que vio el autor.

Motivación inicial del proyecto

Lo que había sido una búsqueda de la esencia de las ciudades a través de sus habitantes me estaba llevando a lo contrario. Cada vez me acercaba más al sujeto, me acercaba a la humanidad y me alejaba de la ciudad.

Sentía que estaba dejando algo importante. Fue cuando conocí el trabajo The Book of Books de Stephen Shore, las Psychogéographies de Antoine D'Agata y por éste, a Guy Debord.

Decidí que tenía que volver a los orígenes. Salir sin rumbo con la cámara solo para hacer fotos sin que éstas tuvieran que encajar en una serie o tener un objetivo. Volver a disparar inconscientemente, a ver sin más. Volver a la “fotografía intuitiva”.

En mi proceso creativo es normal que haga cosas que no tienen explicación, que parecen inconexas, pero que acaban teniendo sentido. Llega el momento en el que “se unen los puntos”. En Traces se unen Debord, Ginsberg (“First Thought, Best Thought”), D'Agata y Shore. Definí las 7 reglas para la deriva y salí a la calle.

Después de hacer varias derivas, entendí que el experimento no podía estar completo si solo lo ejecutaba un autor. Nunca me ha convencido la figura del autor como centro de la creación artística, al menos, no como único camino. Me interesa mucho la dilución del autor en el grupo y creación de la identidad grupal para un resultado más objetivo, en este caso, más documental. La obra es el resultado de un proceso de suma de talentos y negociación de egos.

No fue difícil encontrar buenos compañeros para perdernos en Barcelona y unirnos en un proyecto que se ha transformado y evolucionado para convertirse en lo que ahora podéis disfrutar.

http://traces.land/

(español) (english)

Traces és un projecte col·lectiu per experimentar la deriva i verificar la seva capacitat per documentar un espai urbà des de diferents perspectives amb una metodologia comuna, creant un mapa psicogeogràfic de Barcelona.

Traces és un conjunt de llibres de fotografia i una exposició. Els llibres es distribueixen en format d'impressió sota demanda, web i electrònic en una aplicació per a dispositius mòbils.

L'exposició es podrà veure a la Galería Tagomago, del 8 de maig al 14 de juny de 2014. Carrer Santa Teresa 6, 08012 Barcelona (mapa)

Els fotògrafs que han participat en el projecte són: Pedro Arroyo, Marcelo Aurelio, Olga Balibrea, Oscar Ciutat, Francisco Navamuel, Fran Simó y Ester Villaescusa.

Text de Cristina Garde.

Traces és un projecte de Fran Simó per a Barcelona Photobloggers.

Pedro Arroyo

Marcelo Aurelio

Olga Balibrea

Oscar Ciutat

Francisco Navamuel

Fran Simó

Ester Villaescusa

Aquesta exposició forma part de la programació del festival DOCfield>14, Fotografia documental Barcelona. (Del 19 de maig al 31 de juliol 2014).

Rastres d'una deriva

Cristina Garde

Imagini que es lleva ben d’hora al matí quan el cel és fosc encara. Imagini que es vesteix sense pressa a la vora del llit. Imagini que s’observa una mica atordit per la son al mirall del bany. I després imagini que surt al carrer, que camina uns metres, que baixa les escales grises i brutes d’alguna estació i que s’afanya a entrar dins d’un vagó. Imagini que s’endinsa a les vuit i un minut en una oficina i que treballa unes set hores i mitja amb les seves pauses per esmorzar i dinar. I imagini que en surt després de les set hores i mitja i que, mentre baixa les escales grises i brutes d’alguna estació i s’afanya a entrar dins d’un vagó, es veu de sobte lluny de sí mateix i comença a percebre les coses com estranyes. Imagini que perd la noció del temps i de l’espai, que decideix baixar en una parada que li és desconeguda i que puja –ara sí, puja– les escales grises i brutes d’una estació desconeguda. Imagini que passeja llargues hores per carrers per on mai no ha passejat. Imagini que de sobte es veu a sí mateix.

Haurà provocat una deriva.

Traçar vol dir trobar i descobrir, dibuixar un mapa, revelar els rastres de l’existència i de l’absència. A Traces es retrata l’espai urbà mentre es transita a la deriva. Traces evoca el recorregut per la ciutat i l’usa com a font d’inspiració; i encarna la idea de la metàfora del camí, en la qual el que importa no és el destí, el lloc on hom es dirigeix, sinó el fet mateix del viatge. Traces proposa refer la relació amb l’espai, ancorar l’imaginari humà en els espais urbans per transformar-los.

La física entén el recorregut com la trajectòria entre diversos punts irregulars, mentre que el desplaçament és el recorregut específic que només existeix en línia recta. En l’art, en la literatura i en la fotografia, sovint el recorregut ha estat una al•legoria per expressar un trànsit espiritual, una transformació interior o un viatge mental d’un individu o de tota una civilització.

No és estrany, doncs, que en els relats fundacionals de la civilització occidental –en la tradició judeocristiana, per una banda; i en els mites grecs i llatins, per altra– es trobin abundants recorreguts humans, en alguns casos viatges migratoris o expedicions militars pacientment preparades; i, en altres, veritables derives improvisades, repletes d’episodis sorprenents, com l’expedició de Jàson i els Argonautes, l’Odissea d’Homer o l’èxode bíblic.

Molts d’aquests recorreguts han estat evocats al llarg de la història de l’art com un veritable tòpic. Encara avui dia ofereixen als artistes una prolífica font d’inspiració que ha cristal•litzat en arquetipus com el del flâneur parisenc que va imaginar Baudelaire o que ha inspirat doctrines com les derives psicogeogràfiques de Guy Debord i els situacionistes. Abans també el Romanticisme havia convertit el viatge en una experiència iniciàtica de creixement personal: els viatges de James Boswell, d’Alí Bey i de tants altres, que sovint també articulaven l’exploració del territori desconegut amb l’autoconeixement.

Des d’aquesta perspectiva hem de comprendre avui els infinits passejos de Richard Long per Irlanda o Anglaterra traçats com a proves en mapes. O el recorregut que crea a partir de peces escultòriques Robert Smithson per aprendre a passejar per un paisatge degradat de New Jersey. O les fotografies de la sèrie From the bus, New York (1958) de Robert Frank. O l’esforç gairebé interminable de On Kawara a I went, dotze volums en els quals assenyala tots els recorreguts realitzats entre 1966 i 1979. O la persecució diària pels carrers de Nova York de Vito Acconci a Following Piece (1968-69) a un home desconegut, sotmetent el seu recorregut al de l’altre, dia rere dia; sotmetent-se a sí mateix, en definitiva. O el viatge, també de cerca i seguiment, de Sophie Calle pels estrets passatges de Venècia a Suite Vénitienne (1980). O els recorreguts del grup Stalker i el seu Osservatorio Nomade per Itàlia. O aquell trajecte inútil de Francis Alÿs a Sometimes Making Something Leads to Nothing (1997), en el qual arrossega un bloc de gel per Ciutat de Mèxic; i aquella Green Line (2004) que va traçar durant 24 quilòmetres resseguint el perímetre de Jerusalem inspirat per una altra performance seva duta a terme el 1995 a São Paulo.

Tots i cadascun d’ells –i tants d’altres– registren el recorregut, com ocorre a Traces, en mapes i fotografies, fins i tot en vídeos; i tots i cadascun d’ells –i tants d’altres– converteixen la ciutat no-lloc, anodina, anònima, confusa i solitària en una ciutat lúdica en la qual construeixen unes regles del joc noves, pròpies i no convencionals.

Com va escriure Francesco Careri, del grup Stalker, a Walkscapes, el andar como práctica estética, “en la actualidad podríamos construir una historia del andar como forma de intervención urbana, que contiene los actos simbólicos de aquel acto creativo primario: el errar en tanto que arquitectura del paisaje, entendiendo por paisaje el acto de transformación simbólica, y no sólo física, del espacio antrópico.”

La deriva de l’home transforma.

Traces, el projecte

Fran Simó

Traces és un projecte col·lectiu per experimentar la deriva i verificar la seva capacitat per documentar un espai urbà des de diferents perspectives amb una metodologia comuna, creant un mapa psicogeogràfic de Barcelona.

Seguint el concepte de "deriva" proposat per Guy Debord, el 7 de desembre de 2013 set autors van fotografiar Barcelona guiats per la intuïció. El punt de partida de cada autor i el seu editor es van escollir per sorteig. En acabar el recorregut, aquest mateix dia cada fotògraf va lliurar 100 fotos perquè un altre autor realitzés una edició de 21 fotografies.

La paraula “trace”, en anglès, significa: trobar o descobrir alguna cosa per mitjà d'una recerca, descobrir l'origen d'alguna cosa en el temps, seguir una ruta, copiar o dibuixar un mapa i, al mateix temps, la indicació de l'existència d'alguna cosa en el temps (petjada o rastre).

Basar la captura i la primera edició en la intuïció no significa que el projecte es faci a la lleugera. El procés és part de l'obra.

Regles de deriva

El propòsit de tenir regles en la deriva és simplificar. D'aquesta manera, en el moment de la deriva ens preocupem solament per l'experiència en si mateixa.

1. Usa una càmera còmoda.

Sentir-se lliure de moviment corporal és fonamental per deixar que la intuïció ens guiï amb llibertat.

2. Tria un dia per la deriva. El dia es dedica completament a ella.

No pot haver-hi parades predeterminades ni activitats dins d'ell que no siguin fruit de la mateixa casualitat. El 7 de desembre de 2013 va ser el dia que vam escollir. Els set autors ens dividim els districtes de la ciutat per sorteig per tenir un punt de partida.

3. Surt al carrer, encén el GPS i lliura't a la teva intuïció.

Després de les primeres reunions decidim que seria interessant fer “una foto” de la ciutat, un dia determinat i dividir els punts d'inici de les derives a l'atzar.

4. Dispara cada vegada que alguna cosa et cridi l'atenció.

Per bonic, lleig, rar, avorrit o divertit… qualsevol cosa que et detingui.

5. Després d'aquest tret, no deixis que t'atrapi, segueix al següent.

Moltes vegades tendim a repetir-nos, però si ens quedem en un tema, situació o subjecte no podrem seguir caminant.

6. Segueix almenys 2 hores i canvia el sentit per tornar.

El que és important és que cadascun es senti sempre còmode. És necessari pensar un temps límit perquè després cal descarregar les fotos, editar-les i aplicar-los el post-procés el mateix dia.

7. Descarrega les fotos i escull 100 utilitzant també la intuïció.

A un visor senzill i ràpid, passa cada foto deixant-la només dos segons. Si una et crida l'atenció la marques, sinó passa a la següent.

Així com el trajecte i el tret es basen en la intuïció, l'edició segueix el mateix concepte. A més, ha de ser immediata per no donar marge a més interpretacions que l'experiència viscuda.

8. A aquestes 100 fotos aplica-li el post-processament que defineix el teu estil.

En aquesta etapa els que treballen amb processos complexos han de trobar una aproximació per poder lliurar les fotografies el mateix dia o reservar més temps per processar dins del dia.

9. Enviar les fotografies al gestor de l'equip.

Ell rep totes les fotos i les reparteix entre els autors-editors per a l'edició final.

Un conjunt de regles també ens permet la repetició, entre diversos individus, en diferents llocs i moments. La repetibilitat és una de les característiques principals d'un experiment. Traces, científicament parlant, podria ser considerat solament com un mètode de presa de dades per anàlisi. Hauríem de repetir l'experiència moltes vegades per poder analitzar els resultats i plantejar hipòtesis.

Mètode d'edició

Cada autor rebrà 100 fotografies d'un altre autor i haurà d'escollir 21 imatges per al llibre. Els editors se sortegen. Aquesta edició no té mètode fix com les altres parts del procés. Cada editor pot utilitzar el criteri que més li agradi. L'única condició és fer-ho concentrat i lliurat al tema, sense distraccions. Pot interactuar amb el fotògraf per fer-li preguntes. No pot ampliar les 100 imatges.

L'ordre en la que apareixen al llibre és sempre seqüencial, segons l'hora de captura perquè narren el trajecte. No es tracta de reescriure una nova història sobre les fotos. L'editor ha de buscar l'essència del que va veure l'autor.

Motivació inicial del projecte

El que havia estat una cerca de l'essència de les ciutats a través dels seus habitants m'estava portant al contrari. Cada vegada m'apropava més al subjecte, m'apropava a la humanitat i m'allunyava de la ciutat.

Sentia que estava deixant alguna cosa important. Va ser quan vaig conèixer el treball The Book of Books de Stephen Shore, les Psychogéographies d'Antoine D'Agata i per aquest, a Guy Debord.

Vaig decidir que havia de tornar als origens. Sortir sense rumb amb la càmera només per fer fotos sense que aquestes haguessin d'encaixar en una sèrie o tenir un objectiu. Tornar a disparar inconscientment, a veure sense més. Tornar a la “fotografia intuïtiva”.

En el meu procés creatiu és normal que faci coses que no tenen explicació, que semblen inconnexes, però que acaben tenint sentit. Arriba el moment en el que “s'uneixen els punts”. En Traces s'uneixen Debord, Ginsberg (“First Thought, Best Thought”), D'Agata i Shore. Vaig definir les 7 regles per la deriva i vaig sortir al carrer.

Després de fer vàries derives, vaig entendre que l'experiment no podia estar complet si solament ho executava un autor. Mai m'ha convençut la figura de l'autor com a centre de la creació artística, almenys, no com a únic camí. M'interessa molt la dilució de l'autor en el grup i la creació de la identitat grupal per a un resultat més objectiu, en aquest cas, més documental. L'obra és el resultat d'un procés de suma de talents i negociació d'egos.

No va ser difícil trobar bons companys per perdre'ns a Barcelona i unir-nos en un projecte que s'ha transformat i evolucionat per convertir-se en el que ara podeu gaudir.

http://traces.land/

(català) (español)

Traces is a collective project that provides a chance to experience a dérive and verify its capacity to document urban space from different perspectives while using a common methodology and creating a psychogeographical map of Barcelona.

Traces is a series of photography books and an exhibition. The books are distributed in the format of “print on demand”, through the web and as a mobile application.

The exhibition took place at the Galería Tagomago, from May 8th to June 14th, 2014. Carrer Santa Teresa 6, 08012 Barcelona (mapa)

The following photographers participated in the project: Pedro Arroyo, Marcelo Aurelio, Olga Balibrea, Oscar Ciutat, Francisco Navamuel, Fran Simó and Ester Villaescusa.

Text by Cristina Garde.

Traces is a project of Fran Simó for Barcelona Photobloggers.

Pedro Arroyo

Marcelo Aurelio

Olga Balibrea

Oscar Ciutat

Francisco Navamuel

Fran Simó

Ester Villaescusa

This exposition form part of the following program: Festival Docfield14, Fotografia Doculmental Barcelona (from 19th of May to 31rst of July 2014).

Traces of a Dérive

Cristina Garde

Imagine getting up early in the morning when the sky is still dark. Imagine getting dressed slowly on the edge of your bed. Imagine looking in your bathroom mirror, still dazed from sleep. And then imagine coming out into the street, walking a few meters, coming down the dirty gray stairs of some station and rushing inside a train car. You suddenly see yourself from far away and start perceiving things in a strange way. Imagine losing the notion of time and space and deciding to get off at an unfamiliar stop and coming down, yes, this time coming down, gray dirty stairs of some unfamiliar station. Imagine walking around streets you’ve never walked, for hours. Imagine suddenly seeing yourself.

You’ve provoked a dérive.

To trace means to find and discover, to draw a map, to reveal traces of existence and absence. Traces portrays urban space while drifting through it. Traces encourages one to take a trip around the city and uses it as a source of inspiration. It embodies the idea that the road is a metaphor; it’s not the destination that matters but the act of traveling itself. Traces proposes to reestablish the relationship with space, to anchor human imagination to urban space in order to transform it.

Physics sees a path as a trajectory between different random points, while displacement is a specific path that only exists as a straight line. In art, literature and photography, traveling is often an allegory that expresses a spiritual path, internal transformation or a mental journey of a person or a whole civilization.

It’s not surprising then that in foundational stories of Western civilization (in the Judeo-Christian tradition on one hand and Greek and Latin myths on the other), ample examples of human travels can be found. In some cases they are migration journeys or patiently prepared military expeditions, while in others -- truly improvised dérives, full of surprising episodes, like the expedition of Jason and the Argonauts, Ulysses’ Odyssey or the Biblical Exodus.

Many of these travels have been evoked throughout history of art as a significant topic. They continue to offer artists a prolific source of inspiration that has crystalized in archetypes such as the Parisian flâneur that Baudelaire imagined or the ones that inspired concepts such as the psychogeographical dérive of Guy Deborg and the situationists. Before that, Romanticism had also turned a journey into an initiative experience of personal growth: the journeys of James Boswell, Alí Bey and so many others who had also frequently correlated the idea of exploring unknown territory with self-exploration.

It’s from this perspective that we must comprehend today Richard Long’s countless walks about Ireland or England traced as evidence on maps. Or the path that Robert Smithson creates based on sculpture pieces in order to learn to walk around the deteriorated landscape of New Jersey. Or Robert Frank’s photography series From the bus, New York (1958). Or On Kawara’s almost endless effort to document all of the journeys realized between 1966 and 1979 in I went. Or Vito Acconci’s daily stalking of a strange man through the streets of New York in Following Piece (1968-69), submitting to the route of the other, day after day; in essence surrendering to himself. Or another journey of search and stalking of Sophie Calle around the narrow passageways of Venice in Suite Vénitienne (1980). Or the routes of the group Stalker and its Osservatorio Nomade around Italy. Of that useless trajectory of Franics Alÿs in Sometimes Making Something Leads to Nothing (1997), in which he drags a block of ice around the City of Mexico; and the Green Line (2004) that traced the 24 kilometer perimeter of Jerusalem, inspired by another performance or theirs that took place in 1995 in São Paulo.

Every one of them, and so many more, register a route, as it happen in Traces, through maps and photographs, even videos. And each one of them, like so many others, turn the colorless, anonymous, confusing and lonely non-place of a city into a physical one where new game rules are created, personal and unconventional.

As Francesco Careri from the group Stalker once wrote in Walkscapes, Walking as an Aesthetic Practice, “Today it is possible to construct a history of walking as a form of urban intervention that inherently contains the symbolic meanings of the primary creative act: roaming as architecture of the landscape, where the term landscape as the action of symbolic as well as physical transformation of anthropic space”.

Human dérive transforms.

Traces, the Project

Fran Simó

Traces is a collective project that provides a chance to experience a dérive [literally: “drifting”, a technique of rapid passage through varied ambiances] and verify its capacity to document urban space from different perspectives while using a common methodology and creating a psychogeographical map of Barcelona.

Following the concept of a dérive proposed by Guy Debord, on the 7th of December, 2013, seven authors photographed the city, guided by intuition. The starting point for each author as well who would be his editor was chosen by a drawing. The same day the route was completed; each photographer turned in 100 photos in order for another author to select 21 of them.

The world “trace” in English means to find or discover something through the means of investigation; to discover the origin of something in time; to follow a route; to copy or draw a map and, at the same time, proof of existence of something in time (an imprint or a mark).

The fact that the capturing and the first edition are based on intuition doesn’t mean that the project is taken lightly. The process is part of the project.

Rules of a dérive

The goal of having rules for the dérive is to simplify. This way, during the dérive we only worry about the experience itself.

1. Use a comfortable camera.

Being able to move unrestrictedly is fundamental for letting your intuition guide you freely.

2. Choose a day for the dérive. This day will be dedicated to it completely.

There can’t be any premeditated stops or activities at this time that aren’t a result of coincidence. The 7th of December, 2013, was the day we chose chosen. In order to have a starting point, the seven of us divided the districts of the city at random.

3. Come out into the street, turn on your GPS and surrender to your intuition.

During the first meetings we decided that it would be interesting to make a “photo” of the city on some particular day and assign the starting points of the dérives randomly.

4. Shoot every time something draws your attention.

Be it pretty, ugly, strange, boring or fun... whatever makes you stop.

5. After making a shot, don’t let it trap you, move on to the next one.

We often tend to repeat ourselves but if we stay on a subject, situation or object, we won’t be able to keep walking.

6. Go on for at least two hours and change direction to return.

It’s important for everyone to always feel comfortable. It’s necessary to set a time limit because you will have to upload the photos, edit and post-process them the same day.

7. Download the photos and select 100 using your intuition.

Use a simple and fast viewer to look at each photo for just two seconds. If one draws your attention, mark it, otherwise go on to the next picture.

Just like the route and the shooting are based on intuition, editing follows the same concept. Also, it has to be immediate as to not give new interpretations of the experience a chance to surface.

8. Apply post-processing that defines your style to these 100 photos.

At this point, those who work with complex processes have to find a way to be able to turn in the photographs the same day or allot more time for such processes during the same day.

9. Send the photos to the team manager.

He receives all of the photos and distributes them among all of the authors-editors for final selection.

This set of rules also allows for repetition between different individuals in different locations and moments of time. Repeatability is one of the main characteristics of an experiment. Traces, scientifically speaking, could be considered just a method for collecting data for analysis. We would have to repeat the experience many times in order to be able to analyze the results and come up with a hypothesis.

Editing Method

Each author receives 100 photographs from another one and has to select 21 images for the book. The editors are chosen through a drawing. This edition doesn’t have a fixed method like the other aspects of the process. Each editor can use the criteria that he prefers. The only condition is to do it with dedication and concentration, not allowing for any distractions. He can interact with the photographer to ask him questions. He can’t increase the number of images beyond 100.

The order in which the images appear in the book is always sequential and is based on the time of capture because they narrate a route. It’s not about re-writing a new story about the photos. The editor has to find the essence of what the author saw.

Initial Motivation for the Project

Looking for the essence of cities through their inhabitants led me in the wrong direction. Every time I got closer to the subject, closer to humanity, but further away from the city.

I started to feel that I was omitting something important. That’s when I ran across Stephen Shore’s The Book of Books, Antoine D'Agata’s Psychogéographies and through him, into Guy Debord.

I decided I had to return to the origin. Go out with no plan in mind with the camera just to take photos, without them having to fit into a series or have an objective. To return to shooting unconsciously, to just seeing without any pretext. To return to “intuitive photography”.

It’s part of my normal creative process to do things that don’t have an explanation, that seem unconnected, but that end up making sense. A moment comes when “the dots are connected”. Traces unites Debord, Ginsberg (First Thought, Best Thought), D'Agata and Shore. I defined the 7 rules for the dérive and went out into the street.

After going on various dérives, I understood that the experiment couldn’t be complete if just one author participated. I’ve never been convinced that the figure of the author should be in the center of artistic creation, at least not as the only way. I’m fascinated by the dilution of the author in the group and the creation of group identity in order to get a more objective result, in this case, a more documentary one. This project is the result of a process that combines talents as well as negotiates between egos.

It wasn’t hard to find good partners for getting lost in Barcelona and getting together for a project that has transformed itself and evolved in order to become what you can enjoy now.

http://traces.land/

Pedro Arroyo

Sarrià-Sant Gervasi, 6 km

10:21:08h / 14:21:26h

Deriva: 4h 00m 18s

Marcelo Aurelio

Eixample, 7,3 km

09:49:46h / 12:10:58h

Deriva: 2h 20m 23s

Olga Balibrea

Nou Barris, 7,2 km

11:00:00h / 14:53:00h

Deriva: 3h 53m 00s

Oscar Ciutat

Sants-Montjuïc, 14,08 km

11:19:48h / 16:09:59h

Deriva: 4h 50m 11s

Francisco Navamuel

Les Corts, 16,5 km

11:26:35h / 15:09:41h

Deriva: 3h 43m 06s

Fran Simó

Sant Martí, 16,3 km

10:38:16h / 17:06:30h

Deriva: 6h 28m 14s

Ester Villaescusa

Ciutat Vella, 18,4 km

11:25:21h / 17:17:44h

Deriva: 5h 52m 23s